Las ciencias cognitivas nos han desvelado hasta qué punto nuestras capacidades mentales y emocionales están relacionadas con la percepción del entorno.
El premio Nobel de Medicina del 2014 fue otorgado a científicos que han logrado describir cómo el cerebro crea un mapa mental del espacio físico. La mente se orienta localizando ciertos puntos de interés en una especie de “GPS” mental que luego utiliza al moverse. Ahora sabemos que la sede cerebral de estos “mapas” está en el hipocampo, una parte del cerebro también estrechamente implicada en el aprendizaje y la memoria. Básicamente los científicos nos dicen que no podemos recordar una información si no recuperamos el mapa mental del lugar donde creamos ese recuerdo. Éste es sólo un ejemplo de cuán importante es el espacio para la memoria humana, y ello va más allá del aprendizaje de una información concreta, porque nuestra memoria es también el archivo de nuestra identidad personal.